Alfonsus, bautizado por Riccioli en su mapa lunar de 1651, en honor a Alfonso X el sabio, es un destacado cráter de 118 km de diámetro situado en la zona central de la Luna. Se formó en la época Nectariana, hace entre 1.850 y 3.920 millones de años.

Texto y fotos por Manuel Jiménez Cepero

Durante ésta época la Luna y la Tierra sufrieron una intensa lluvia de asteroides llamada bombardeo tardío. Es más antiguo que el impacto que originó la cuenca Imbrium y dan fe de ello las cicatrices, a modo de zanjas, que los cascotes del impacto produjeron en sus muros. Fue uno de los lugares elegidos para el alunizaje de una de las misiones Apolo que se anularon por falta de presupuesto.

Lo más destacado de su suelo son cuatro manchas oscuras que se creen que son emisiones de material piroclástico, gases y ceniza volcánicas, que tuvieron lugar hace entre 200 y 400 millones de años, mucho después de la formación del cráter. Pueden ser uno de los últimos vestigios de actividad volcánica en la Luna. Algunos observadores han creído ver posibles emanaciones de gases recientemente, pero nunca han sido contrastadas. En fotografías de alta resolución tomadas con sondas lunares se observa que en el centro de cada mancha hay un pequeño cráter que se cree que es la boca por la que emanó el material piroclástico. Gracias a esas manchas oscuras el cráter Alfonsus se puede reconocer incluso en Luna llena, cuando la ausencia de sombras enmascara a casi todas sus formaciones.

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