Foto: Aimaimyi

Cuenta una leyenda japonesa que la princesa Orihime, hija de Tenkou, Dios del Cielo, pasaba sus días tejiendo ropa en un telar llamado Tanabata.

Texto y fotos: Manuel Jiménez Cepero.

Un día conoció a Hikoboshi, un joven y apuesto pastor de bueyes. Rápidamente surgió un amor apasionado entre los dos. Los dos amantes solo tenían tiempo para ellos y descuidaron sus labores. Tenkou se enfureció y los castigó convirtiendo a Orihime en la estrella Vega y a Hikoboshi en la estrella Altair y los colocó en el cielo separados eternamente por el río celestial Amanogawa (la Vía Láctea).

Sin embargo, conmovido por la tristeza de su hija, les permitió a los amantes reunirse el séptimo día del séptimo mes de cada año, siempre que hubieran hecho bien sus labores. Todos los años los japoneses celebran el 7 de Julio la fiesta de Tanabata, día en el que los amantes celestiales se reencuentran.