Foto de portada: Manuel Araujo

Como hemos contando en entradas anteriores, la Tierra y la Luna se formaron hace más de 4600 millones de años. Al principio de su formación ambos planetas fueron sometidos a un bombardeo de meteoritos y grandes rocas que originaron grandes cuencas de impacto.

Texto e imágenes: Manuel Jiménez Cepero

La erosión, junto con la tectónica de placas en la superficie de la Tierra han borrado todas esas cuencas de impacto, pero en la Luna se mantienen poco erosionadas. Se piensa que la mayoría de las grandes cuencas de impacto de la Luna se formaron en un periodo de tiempo entre 4000 y 3800 millones de años atrás con el llamado bombardeo intenso tardío.

Pero lo cierto es que solo se tiene una datación fiable de una de esas cuencas: la Imbrium fechada hace 3850 millones de años. Las rocas traídas por las misiones Apolo plantean dudas sobre su origen, si realmente pertenecen a una de esas cuencas o no. Se tienen indicios fósiles de que la vida en la Tierra pudo haber surgido aproximadamente por esa época. Si es cierto que, durante ese periodo relativamente corto de tiempo, tanto la Luna como la Tierra sufrieron un intenso bombardeo de grandes asteroides, toda la superficie de la Tierra debió elevar muchísimo su temperatura y la atmósfera debió de llenarse de gases venenosos, haciendo muy difícil que la vida pudiera surgir en esa época. Pero si, por el contrario, la formación de las grandes cuencas tuvo lugar en un periodo mayor de tiempo, la Tierra hubiera tenido tiempo de reponerse entre un impacto y otro haciendo que la extinción de la vida fuera local y no global.

Datar con exactitud otras cuencas lunares pueden aportar luz sobre cuándo surgió la vida en nuestro planeta. El problema es que las cuencas se rellenaron, centenares de millones de años después por lava ocultando las rocas originarias del impacto. Las rocas originales de un gran impacto se funden y, mientras otros elementos más volátiles se pierden, el magnesio se conserva en el fundido, por lo que rocas de aspecto vítreo con un alto contenido en magnesio son buenas candidatas a ser restos del fundido original del impacto y su datación indicaría cuándo se formó la cuenca.

El mare Crisium es una de ellas de impacto, rellenada posteriormente por lava que se encuentra en la zona Noreste de la Luna. El orbitador LRO ha detectado una alta concentración de magnesio en el casi enterrado pico central del cráter semifantasma Yerkes, que solo se eleva 250 metros por encima de la llanura de lava del mare Crisium. Los investigadores sospechan que en la cima del pico hay restos de roca originaria del impacto que formó la cuenca Crisium. Si una misión, tripulada o no, pudiera recoger muestras se podría determinar con mayor exactitud la edad del impacto, lo que permitiría esclarecer el periodo de tiempo en que se formaros las grandes cuencas.

Pulsa sobre las imágenes para ampliar.