Cuando en una noche sin Luna, en la oscuridad del campo abierto contemplo el cielo y veo la banda lechosa de la Vía Láctea cruzándolo, me viene a la mente una reflexión: Calculan los astrónomos que en nuestra galaxia debe haber unos 400 mil millones de estrellas.

Se cree que el 20% de ellas poseen planetas, pero muchos no presentan condiciones para que se desarrolle la vida. Supongamos que solo el 5% de las estrellas con planetas tienen algún planeta rocoso a una distancia de su estrella que permita la vida. Pero que el planeta esté en zona factible para la vida no implica que exista vida. Supongamos que solo el 1% de los planetas con posibilidades de vida la han desarrollado. Y supongamos que solo el 1% de los planetas donde hay vida, ésta haya evolucionado hasta dar con un seres inteligentes. Un simple cálculo conduce a la idea de que en nuestra galaxia, la Vía Láctea, debe haber del orden de 400.000 especies inteligentes.

Resulta alentador e inquietante al mismo tiempo, pensar que tenemos tantos vecinos. Pero, ¿cómo de lejos están nuestros vecinos? La distancia media entre estrellas es de unos 5 años luz. Puesto que, según nuestros cálculos, solo una de cada millón de estrellas tiene vida inteligente, sería muy improbable que nuestro vecino más próximo estuviera solo a 5 años luz. Pongamos que se encuentra a 10 años luz (también improbable). Para comprender mejor la distancia, vamos a reducir la escala: Supongamos que nuestro planeta se reduce al tamaño de una pequeña hormiga roja (poco más de 1mm), nuestro vecino más próximo sería otra hormiguita situada a 9500 km de distancia. A esta escala el afelio de Plutón estaría a 730 metros.

Vecinos de la Vía Láctea

Me resulta difícil imaginar que una hormiga andaluza y una hormiga china puedan considerarse vecinas y que lleguen a encontrarse algún día. Es cierto, debe de haber muchas especies inteligentes en nuestra galaxia, pero están tan lejos, que me parece extremadamente improbable que contacten con nosotros. Una cosa es que haya y otra muy distinta que vengan. No estamos solos, pero sí aislados. Tras la reflexión, vuelvo a mirar las estrellas y pienso: Es probable que en alguna de ellas la mirada de un extraño ser vivo se esté cruzando con la mía.
¡Y en la galaxia de Andrómeda habrá otras 400.000 especies inteligentes!

Texto y fotos: Manuel Jiménez Cepero